La gruta de la Natividad

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La grotta della Natività. Puoi leggere quest’articolo in italiano cliccando qui

Es uno de los lugares más sagrados de la cristiandad donde, según la tradición, la Virgen María dio a luz a un niño destinado a fundar una nueva religión. Ha sido tal la trascendencia de este evento que la fecha de nacimiento de este niño ha sido sucesivamente tomada como punto de referencia para la reforma del calendario, de modo que a partir de este acontecimiento, todas las fechas pasan a denominarse ‘antes o después de Cristo’ dando lugar a la ‘era cristiana’, adoptada gradualmente en el curso de los siglos y en la cual nos encontramos.

La gruta de la Natividad se encuentra en Belén (actualmente Cisjordania, Palestina), a pocos kilómetros de Jerusalén. Hacia la mitad del siglo II San Justino, originario de Flavia Neapolis, la actual Nablus (Palestina), se hizo eco de una tradición local que afirmaba que en este lugar había nacido Jesús. Este hecho habría sido también confirmado por el antiquísimo apócrifo llamado Protoevangelio de Santiago (siglo II) y repetido por Orígenes (siglo III). Basándose en esta tradición el emperador Constantino, alrededor del año 330, mandó construir una basílica sobre la gruta. Como todos los lugares sagrados ligados a Cristo en Tierra Santa, éste está custodiado por diferentes comunidades religiosas o Iglesias, en particular está compartido por la Iglesia Ortodoxa, la Apostólica Armenia y la Católica (Franciscanos), pero también, con una presencia menor, por los ortodoxos sirios y coptos.

– Basílica dela Natividad, Belén. Interior

No queda mucho de la primitiva basílica que fue saqueada y destruida durante la sublevación de los samaritanos en el año 529. Una vez restablecida la paz, la primitiva iglesia paleocristiana fue ampliada por Justiniano. Es la que se mantiene hasta hoy, con pocas diferencias. Es de planta basilical con 5 naves y 44 columnas, con capiteles corintios de mármol blanco. En el pavimento hay algunas trampillas que permiten ver el antiguo mosaico de la primitiva basílica constantiniana. Los restos de mosaicos aún visibles en las paredes son de la época de las cruzadas, del siglo XII. El techo es del siglo XVII, sucesivamente reparado en el siglo XIX. El acceso a la basílica es posible a través de una pequeñísima puerta, llamada ‘Puerta de la Humildad’, que obliga a entran agachado y de uno en uno. La entrada original, de más de 5 metros de alto, fue redimensionada para evitar que se entrara a caballo, como inicialmente hacían califas y emperadores. Desde 2012 la basílica de la Natividad pertenece a la lista de lugares patrimonio mundial de la humanidad de la UNESCO. En 2013 se empezaron las obras de restauración que terminaron en 2020.

– Puerta de la Humildad. Basílica de la Natividad, Belén. Pueden verse claramente las marcas de la primitiva puerta.

Pero la basílica de la Natividad forma parte de un complejo más grande que comprende, además de la misma basílica y la Gruta de la Natividad, la Iglesia de Santa Catalina, adyacente, desde la cual se tiene acceso a otras grutas subterráneas y que son comunicantes, incluida la Gruta de la Natividad: la Gruta de San José, la Gruta de los Inocentes y la Gruta de San Jerónimo. La iglesia de Santa Catalina fue construida en la edad media y comprende el convento de los franciscanos. Es la iglesia parroquial de la comunidad católica de rito latino. Forman parte del complejo también el convento de los griegos-ortodoxos y el monasterio armenio. Las tres comunidades disponen de un acceso directo tanto a la basílica como a las grutas.

– Gruta de la Natividad, Belén. Altar bajo el cual está la estrella que indica el punto exacto del nacimiento de Jesús.

Pero volvamos a la Gruta de la Natividad. Se accede por dos escaleras situadas a ambos lados del altar mayor de la Basílica de la Natividad. La gruta tiene forma de triángulo, de pequeñas dimensiones (12,3 m x 3,5), con las paredes de roca que apenas pueden verse debajo de los pesados tapices o cortinas. Lo primero que llama la atención es una estrella de plata de 14 puntas encrustada en el pavimento, con un altar detrás, que indicaría el lugar exacto donde nació Jesús. Está adornada con una inscripción que dice: “Hic de Virgine Maria Jesus Christus natus est”. La estrella fue colocada en 1717 por voluntad de los católicos, retirada por los griegos ortodoxos en 1847 y pocos años después vuelta a poner. Por encima de la estrella cuelgan quince lámparas pertenecientes a las tres Iglesias que custodian este santo lugar: seis de la Iglesia Griega, cinco de la Armenia y cuatro de la Católica Romana. También las cincuenta y tres lámparas que iluminan la gruta en su conjunto están repartidas entre estas tres Iglesias.

– Gruta de la Natividad, Belén. A la derecha de la imagen, el nicho donde María habría recostado al niño en un pesebre.

A pocos pasos desde el punto del nacimiento, en un nicho, se encuentra el lugar donde se cree que estaba el pesebre, donde María puso al niño nada más nacer, y en frente está un pequeño altar dedicado a los Reyes Magos, con un cuadro que representa una escena de la Epifanía. En realidad es una cavidad en la roca, que hoy está recubierta de mármol y anteriormente lo estaba de plata.

La Gruta de la Natividad se comunica con las otras grutas. Un pequeño túnel lleva a la de San José, ahora convertida en una capilla donde se conservan restos de un arco pre-constantiniano de los siglos I-II. Según la tradición, es en esta gruta donde un ángel habría aparecido a San José para decirle que huyera con la familia porque corrían un gran peligro, lo que les llevó a emprender su huida a Egipto.

– Gruta de San José, bajo la basílica de la Natividad. Belén

En la gruta posterior a la de San José se abre otra estancia subterránea dedicada a los Inocentes que fueron asesinados por orden de Herodes I el Grande y, en una sala adyacente existía un osario común que se remonta a los primeros siglos, como demuestran los huesos encontrados en este lugar. Según algunas tradiciones, aquí habrían sido depositados los cuerpos de los inocentes que no pudieron escapar de la masacre.

La Gruta de San Jerónimo recibe su nombre porque, según la tradición, aquí vivió San Jerónimo gran parte de su vida y fue donde tradujo la Biblia del hebreo y del griego al latín, la famosa ‘Vulgata’, que se convirtió en la oficial en la Iglesia de Occidente. Se encuentra bajo la iglesia de Santa Catalina y se comunica con las precedentes. En realidad San Jerónimo vivió en un monasterio que él mismo fundó, cerca de la basílica, desde el 386 hasta su muerte, en el 420.

– Gruta de San Jerónimo, bajo la basílica de la Natividad. Belén

La Gruta y la Basílica de la Natividad están considerados como uno de los lugares más santos y más emblemáticos del cristianismo y por este motivo son visitadas cada año por millones de peregrinos, a pesar de la difícil situación política de la zona. Las tres comunidades que están al cargo de este lugar compiten entre sí para demostrar su esmero en protegerlo, conservarlo y mantenerlo. Tanto, que a veces exageran y a menudo se han producido disputas, como en un famoso 29 de diciembre de 2009.

El 29 de diciembre es el día dedicado a la limpieza de la basílica. En esa ocasión, religiosos de las tres Iglesias se disponían a limpiar el suelo y las paredes después de haberse puesto de acuerdo sobre el número de personas destinadas para llevar a cabo dicha tarea: seis por cada comunidad. Pero a medida que procedía al trabajo, otros armenios y otros griegos-ortodoxos se iban sumando, queriendo cada grupo ser el más numeroso. Hasta que se podían contar cincuenta armenios y cincuenta griegos-ortodoxos por lo que la ‘reunión’ se convirtió en una verdadera pelea, con la intervención de la policía, rotura de lámparas y otros objetos, algunos heridos y dos religiosos con la pierna rota ingresados en el hospital.

Esto provocó el cierre temporal de la basílica con centenares de peregrinos fuera, muchos de los cuales, no pudiendo volver otro día, vieron esfumarse el sueño de su vida de visitar la Gruta donde nació Jesús.

¡Hay amores que matan!

La spada di San Paolo

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– Martirio di San Paolo, Mosaico Sec, XII-XIII. Duomo di Monreale

Erroneamente chiamata la ‘Spada di San Paolo’ non sarebbe una spada appartenuta a San Paolo, ma quella utilizzata per il suo martirio per decapitazione all’epoca di Nerone. E’ anche chiamata ‘Coltello di Nerone’. La spada aveva una lunghezza di 85 cm, pesava più di 3 chili e su un lato recava incisa la frase “Neronis Cesaris mucro” e sull’altro “Quo Paulus truncatus capite fuit”.

La spada fu un regalo del papa Urbano V (1362-1370) al cardinale Gil Álvarez de Albornoz (1340-1367), arcivescovo di Toledo e successivamente legato papale, che la portò nella sua città. Il dono sarebbe stato il riconoscimento del papa per i servizi prestati alla Santa Sede. Infatti Gil de Albornoz fu uno dei principali artefici della ritorno della sede papale a Roma dopo la parentesi di Avignone. Non sappiamo come sarebbe arrivata la spada nelle mani del papato e quali le sue peripezie.

La spada fu inizialmente donata alla cattedrale di Toledo e fu poi data in custodia al convento dei geronomiti di Santa María de la Sisla di Toledo, dove rimase per circa quattro secoli e divenne una delle reliquie più prestigiose della città. Nel secolo XIX, a causa della  ‘Desamortización de Mendizábal’1 (Confisca di Mendizábal), questo convento venne confiscato e la spada fu trasferita al convento delle suore geronomite di San Paolo, sempre a Toledo. Qui continuò ad essere oggetto di venerazione, soprattutto il 25 febbraio di agni anno, festa di San Mattia, quando c’era una celebrazione particolare e si permetteva ai fedeli di baciarla. In questo convento fu vista per l’ultima volta nel corso della Guerra Civile (1936-1939)2. Poi scomparve.

Quando arrivarono le truppe repubblicane a Toledo, queste occuparono tutti i conventi per usarli come caserme. Arrestarono le monache. Prima che i soldati arrivassero al convento di San Paolo il guardiano del convento gettò presumibilmente la spada nel pozzo del cortile del convento per evitare che fosse confiscata. Questo è per lo meno il racconto di un’anziana monaca, e questa rimase la versione ufficiale. Il guardiano del convento fu fucilato dopo pochi giorni, portandosi così il suo segreto alla tomba, perché non rivelò mai a nessuno dove aveva nascosto la spada. 

Ma questa tornò alla ribalta nel 1950 quando Franco decise di ritrovarla perché aveva intenzione di farne ossequio al papa Pio XII in occasione dell’anno santo. Franco conosceva molto bene spada fin dal 1907, quando aveva 14 anni e frequentava l’Accademia d’Infanteria di Toledo. Era solito visitare il convento per venerare la spada che esercitava un gran fascino su di lui. Un bel giorno dell’anno 1950 un giornale dell’epoca pubblicava una notizia con il seguente titolo: ‘Cercasi il coltello con il quale fu decapitato San Paolo’, sollecitando così la collaborazione dei cittadini nel caso che il prezioso cimelio fosse finito in casa di qualcuno senza che ne conoscesse il valore. E tutto questo dopo aver ordinato una minuziosa ricerca nel convento di San Paolo, compreso il pozzo, che risultò infruttuosa.

– Articolo pubblicato sul quotidiano ABC il 28 ottobre 1967

Tutti sapevano quanto Franco ci tenesse alle reliquie religiose. Basti pensare alla Mano di Santa Teresa dalla quale non si separava mai. E non sappiamo se per garantirsi una protezione speciale o per pura devozione. Una mania condivisa da altri dittatori dell’epoca, come per esempio da Hitler, che la prima cosa che fece quando prese il potere fu impossessarsi della Santa Lancia di Longino che aveva la fama di rendere invincibili chi la possedesse.

– Pergamena del secolo XVIII grazie alla quale è stato possibile fare delle copie della spada

Tornando alla nostra spada, dal giorno dell’ultima ricerca passarono circa 17 anni quando, nel 1967 negli archivi del Museo di Santa Cruz fu ritrovata una pergamena del XVIII secolo, che riproduceva l’arma con tutte le sue caratteristiche. Questo fatto fu definito dalla stampa dell’epoca ‘una scoperta provvidenziale’. Anche questa volta ne fu data amplia diffusione attraverso la stampa per sapere se qualcuno potesse dare qualche notizia sulla possibile sorte della spada. Ma invano.

Quindi si decise di farne fare due copie, essendo possibili avendo come base il disegno minuzioso e i dati apportati dalla pergamena. Una fu consegnata a Francisco Franco e l’altra al cardinale Vicente Enrique y Tarancón. Prima che la spada fosse consegnata a Franco fu mostrata alle monache del convento di San Paolo le quali, vista la perfezione della copia, credettero che si trattava di quella autentica. Per lo meno questa fu la versione ufficiale.

– Riproduzione della spada dell’anno 2017, esposta nella chiesa del convento di San Pablo di Toledo

Però la cosa curiosa è che anche queste due copie scomparvero. E le ipotesi sono molte intorno a quest’enigma. Francisco J. Rodríguez, autore del libro ‘El enigma de la espada de San Pablo’ ipotizza che potrebbe essere stata tutta una messa in scena, che effettivamente la spada fu ritrovata e che era in possesso del dittatore. L’autore del libro parlò con l’anziana superiora del convento la quale diede una versione dei fatti diversa da quella ufficiale. Questa monaca di 86 anni disse che sentì le voci di due sue sorelle quando i soldati repubblicani entravano nel convento. Mentre arrestavano le monache uno di questi portava in mano la spada, e quando una delle sorelle disse che si trattava di una reliquia, il soldato rispose che l’avrebbe buttata via. Inoltre già nel 1950 erano a conoscenza dell’esistenza della famosa pergamena, e non fu quindi ‘una scoperta provvidenziale’ dell’anno 1967. Perché? Il regime volle far credere che con questa scoperta si poteva fare una copia che sarebbe stata donata al capo dello stato per i suoi 75 anni. Ma era una copia?

Esiste un’altra copia della spada (una terza?) nel Museo dell’Esercito di Toledo, l’unica per il momento, che potrebbe essere il ’bozzetto’ o ‘prova’ delle altre due, ma l’autore del libro non sarebbe s’accordo. Infatti, nel 2016 contattò la persona che fece la copia della spada nel 1967. Questi sostenne che ne fece solo una, e che si trova nel Museo dell’Esercito.

In ogni caso, fino al 2017 era l’unica copia esistente. Dell ‘originale’ e delle due copie ufficiali continuano a non esserci notizie. ‘Originale’ fra virgolette, perché questa spada è (o era) un falcione, un’arma usata dall’undicesimo secolo in poi, probabilmente ispirata a una scimitarra araba. Ben lontano dall’epoca di Nerone.

Dal 2017 una nuova copia della spada è esposta nel convento di San Pablo di Toledo, realizzata dal grande artigiano spadaio di Toledo, Antonio Arellano e così, in qualche modo, è tornata a casa.

1.- Un insieme di leggi conosciute più popolarmente come la ‘Desamortización de Mendizábal’, (1835-1837) che decretavano, oltre alla soppressione di alcuni ordini monacali e militari, l’espropriazione delle proprietà della Chiesa (denominate ‘mano morta’ per la loro improduttività) e la loro vendita all’asta pubblica. Erano proprietà che erano arrivate in possesso della Chiesa per mezzo di donazioni, eredità e ab intestato (successioni di persone morte senza eredi).

2.- La Guerra Civile (1936-1939) fra il Governo Repubblicano e le forze nazionaliste, nata in conseguenza del colpo di Stato militare guidato da Francisco Franco.

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Per saperne di più sulla Spada di San Paolo: F. J. Rodríguez. El enigma de la espada de San Pablo. Córdoba 2018

Per saperne di piú sulla vita, morte e reliquie di San Paolo, rimetto alla lettura dell’articolo “Sulle orme degli apostoli: le reliquie di San Paolo”

La Corona Férrea

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La corona ferrea  – Puoi leggere quest’articolo in italiano cliccando qui

Es probable que no exista en el mundo una corona tan cargada de historia, leyenda y misterio como la Corona Férrea. Una corona que simbolizaba que el poder regio que otorgaba a quien con ella era coronado era de origen divino, por su conexión con la pasión de Cristo. Representaba, al mismo tiempo, la continuidad con el Imperio Romano, por ser el punto de unión entre la crucifixión y el emperador Constantino. Nada menos. Y todo esto porque, hasta hace muy poco tiempo (1993) se creía que el aro metálico que se encuentra en el interior de la Corona Férrea estaba hecho a partir de un clavo de la crucifixión fundido.

Por este motivo la Corona Férrea fue utilizada durante siglos para la coronación de numerosos soberanos, como muchos reyes de Italia, entre los cuales Carlomagno (800), Berengario I (920), Enrique IV (1081), Federico Barbarroja (1154), Carlos IV (1355), Carlos V de Habsburgo (y Primero de España, 1530), Francisco I (1792), Ferdinando I de Austria (1838) y Napoleón (1805). Este último se colocó él mismo la corona pronunciando la famosa frase “Dios me la ha dado y ¡ay de aquél que me la quite!”. La coronación se desarrollaba generalmente en Milán, en la basílica de San Ambrosio, salvo en algunas ocasiones en la que tuvo lugar en Monza o en Pavía, y de forma excepcional en otras ciudades. Como la de Carlos V que fue en Bolonia, en la basílica de San Petronio. Sin embargo, ningún rey de los Saboya se coronó con ella. Ésta tan solo fue expuesta en Roma en ocasión de las exequias de Victor Emanuel II (1878) y de Humberto I (1900).

– San Miguel Mayor, Pavia. En la nave central fue coronado con la Corona Férrea Federico Barbarroja
– Punto en la nave central de San Miguel Mayor de Pavía donde fue coronado Federico Barbarroja
– Coronación de Napoleón como re de Italia (1811-1814) Gaetano M. Monti. Pinacoteca de Brera, Milán

Según la tradición transmitida (o creada) por San Ambrosio a través de su famosa oración fúnebre por la muerte de Teodosio el Grande (de obitu Teodosii) del año 395, la emperatriz Elena, madre de Constantino, descubrió en Jerusalén la Vera Cruz1  y los clavos de la crucifixión2. La emperatriz utilizó uno de estos clavos para hacer el bocado3 (o freno) del caballo de su hijo, para asegurarle protección en batalla, y otro lo mandó engarzar en una corona-diadema:

«De uno clauo frenum fieri praecepit, de altero diadema intexuit; unum ad decorem, alterum ad deuotionem uertit»4.

(«De un calvo recabó un bocado, el otro lo engarzó en una diadema; uno para que sirviera de ornamento, el otro como piedad religiosa»)

Ahora sabemos que el aro metálico no es de hierro sino de plata, por lo que se desmontaría la secular tradición de la conexión entre la corona, el clavo de la crucifixión y el yelmo de Constantino. ¿O no?

En ausencia de documentación, se han formulado varias hipótesis sobre el origen de este precioso objeto, algunas corroboradas por el análisis del carbono-14 según el cual algunas partes de la corona se remontarían al V-VI siglo y otras serían datables entre el 690 y el 975.

La corona está formada por 6 placas de oro y plata altas 53 mm, decoradas con gemas, y unidas entre ellas con unas bisagras. Tiene una circunferencia de 48 cm y un diámetro interior de 15 cm.

– La reina Teodolinda. Capilla de Teodolinda o Zavattari. Catedral de Monza

Según algunas hipótesis la diadema de Constantino habría sido traída a Italia por el mismo Teodosio y sucesivamente enviada a Constantinopla por Odoacro, a la caída del Imperio Romano de Occidente, junto con otras ornamenta palatii. Pero el emperador bizantino Anastasio I Dicoro, la habría devuelto a Teodorico (493) que la habría reclamado para él. Éste la habría enganchado a su yelmo (kamelaukion). Existe también una tradición según la cual el papa Gregorio Magno habría donado el clavo a Teodolinda, reina de los Longobardos, que mandó construir la catedral de Monza, quien lo hizo encrustar en una corona que ella misma habría encargado.

La corona estaba normalmente custodiada en la catedral de Monza que, por el privilegio de albergar la corona, fue declarada ciudad regia, propiedad directa del emperador. Pero algunas vicisitudes hicieron que la corona, en 1248, fue dada en prenda a la Orden de los Humillados, como garantía de un fuerte préstamo para pagar un impuesto extraordinario de guerra. Fue recuperada en 1319. Sucesivamente fue trasladada a Aviñón, durante la cruzada papal contra los Visconti, donde permaneció desde 1324 a 1345.

– Catedral de Monza

Con sus medidas actuales, la Corona Férrea es demasiado pequeña para poder ser utilizada sobre la cabeza de una persona adulta. Los estudios sobre la simetría de las placas y decoración de las gemas, además de revelar que ha habido varias intervenciones de restauración/sustitución en diferentes épocas, demuestran claramente que faltan algunas placas, que en origen habrían sido ocho, o según otros estudios, nueve, teniendo por lo tanto un diámetro adecuado para su función. Las placas que faltan habrían sido sustraídas durante el período en el que la corona permaneció bajo la custodia de la Orden de los Humillados. De hecho, sólo los documentos sucesivos al 1300 la describen como ‘pequeña’, y para las coronaciones que hubo desde aquél momento en adelante se tuvo que recurrir a una suerte de ‘soporte’, o cubrecabeza, en forma de cono para poder ser llevada.

La identificación del aro metálico interior con el clavo de Cristo, que habría sido añadido para ayudar a mantener juntas las placas tras el robo, probablemente se remonta al siglo XVI, y más precisamente a la época de San Carlos Borromeo, quien fue también quien relanzó la veneración del ‘Sacro Morso’ (el bocado sagrado)3. A principios del siglo XVIII, a pesar de la absoluta falta de pruebas de que en la corona hubiera un clavo de la crucifixión, las autoridades eclesiásticas autorizaron la veneración de la misma como reliquia, tan solo basándose en una tradición secular.

– Medallón con la efigie de Constantino el Grande (315)

Pero volviendo al origen de la Corona Férrea, recientes estudios de Valeriana Maspero5, indicarían que ésta habría realmente sido la diadema de Constantino basándose, entre otras cosas, en un medallón del año 315 con la efigie de Constantino llevando la corona enganchada al yelmo. Pero la investigadora va más allá: habiendo constatado la existencia de pequeños agujeros en el borde de algunas placas, concluye que éstos habrían sido utilizados para que en ellos pudieran pasar unos enganches metálicos, necesarios para sujetar la corona al yelmo. Y estos enganches podrían haber sido recabados del sagrado clavo. Cuando los bizantinos desengancharon la diadema del yelmo para enviarla a Teodorico, se quedaron, además de con el yelmo, también con los enganches, o aritos. Avala esta hipótesis el hecho de que durante los análisis científicos se han hallado en estos agujeros unos residuos ferrosos. Los análisis realizados con el carbono-14 que datan la corona no antes del siglo V, probablemente no habrían llegado hasta el cuerpo primitivo de la corona, que ya desde la época de Teodorico sufrió varias intervenciones de adaptación, además de las, numerosas, de restauración y sustitución posteriores de partes perdidas o dañadas, como antes indicado.

Pero los enganches podían también ser utilizados para suspender o colgar la corona, teniendo en este caso también la función de corona votiva.

– Capilla de Teodolinda o Zavattari. En el tabernáculo del altar mayor está custodiada la Corona Férrea.
– Altar mayor de la capilla de Teodolinda. en el tabernáculo abierto (fondo rojo) se entrevé la Corona Férrea

La corona aún está en la catedral de Monza, y puede ser admirada en la capilla de Teodolinda o Zavattari, decorada con frescos del siglo V por el taller de la familia Zavattari. A finales de 1800 el Rey Humberto I comisionó un altar relicario destinado a contener el precioso objeto y en el interior de la capilla se colocó el sarcófago de la reina. En 2015 se concluyó la restauración, que tuvo una duración de 6 años, que ha devuelto su original esplendor a las 45 escenas que narran la historia de Teodolinda, obra maestra de la pintura gótico-lombarda.

1.- Véase el artículo “Historia de la Vera Cruz, de Antoniazzo Romano

2.- Lee también “Dónde están los verdaderos clavos de Cristo?”

3.- Está actualmente en el Duomo de Milán. Para saber más aconsejo la lectura del artículo “El bocado del caballo de Constantino”

4.- da Sancti Ambrosii mediolanensis episcopi [c. 340-397] De Obitu Theodosii – oratio in “Patrologiae” cursus completus Series prima – Accurante Jaques Paul Migne Patrologiae T. XVI – S. Ambrosii tomi secundi Parisiis, Excudebat Vrayet 1845

5.- V. Maspero, La corona ferrea. La storia del più antico e celebre simbolo del potere in Europa, Monza, 2003. – V. Maspero, “Alla ricerca del Sacro Chiodo. La ricostruzione dell’elmo diademico di Costantino”, en Arte Cristiana, fasc. 823, vol. XCII (julio-agosto 2004), pp. 299-310

La Corona Férrea es el sujeto de una película de 1941 de Alessandro Blasetti, con el título homónimo, que puede verse abriendo este enlace.  https://www.youtube.com/watch?v=ETLjUr6KdJU

Sulle orme di Ponzio Pilato

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– Pilato si lava le mani. Pala della Maestà (particolare) 1308-1311. Duccio da Boninsegna. Museo dell’Opera del Duomo, Siena

‘Pilato, vedendo che non otteneva nulla, ma che si sollevava un tumulto, prese dell’acqua e si lavò le mani in presenza della folla, dicendo: «Io sono innocente del sangue di questo giusto; pensateci voi». E tutto il popolo rispose: «Il suo sangue ricada su di noi e sui nostri figli». Allora egli liberò loro Barabba; e, dopo aver fatto flagellare Gesù, lo consegnò perché fosse crocifisso.’(Mt 27:24-26)

Questo gesto di Pilato che tutti conosciamo e che dal quale deriva la frase ‘me ne lavo le mani’ usata normalmente nel nostro linguaggio quotidiano è forse l’unica cosa, o poco più, che generalmente si conosce su Pilato, governatore della Giudea.

Ma la sua vita e la sua morte sono state narrate sia da fonti storiche che da altre considerate apocrife o appartenenti alla tradizione. In alcune Chiese cristiane è considerato santo ed è oggetto di culto. In particolare in quella etiope, dove gode di una liturgia propria celebrata il 25 del mese di Sané, attualmente 25 giugno. O anche in quella copta, in Egitto. Per altre confessioni cristiane non solo è santo, ma anche martire della fede, che fu giustiziato a Roma. Infatti, una leggenda narra che dopo essere stato destituito dalla sua carica in Giudea tornò a Roma e si fece cristiano per influenza della moglie Procula. E questo suo martirio è narrato in vari scritti come ‘Gli atti di Pilato’ o ‘La Paradosis di Pilato’, datati circa tre secoli dopo i fatti a cui alludono. E anche se si tratta di storie inventate, furono tradotte in molte lingue dell’oriente mediterraneo, perfino in arabo, e il loro contenuto calò fino al punto di santificarlo perché considerato come un mezzo necessario che permette al Cristo di compiere la sua missione.

Pilato, con la aureola di santo, si lava le mani. Codice etiope, XV secolo

Le vicende di Ponzio Pilato ci sono note fondamentalmente anche dai resoconti degli storici Flavio Giuseppe, Filone di Alessandria e Tacito. Pilato, mentre era governatore della Giudea, prese delle decisioni che lo resero molto impopolare e che provocarono la sua destituzione intorno al 36-37. Ma prima che Pilato potesse raggiungere Roma Tiberio morì. Da questo momento in poi  le sue vicende non sono più presenti nelle fonti, se non in quelle leggendarie o apocrife. La morte di Pilato avvenne intorno all’anno 39. Ci sarebbero varie versioni: Caligola lo avrebbe mandato in Gallia (37-41 d.C.) dove si sarebbe suicidato nella città di Vienne; o che sarebbe stato giustiziato per ordine dell’imperatore Tito Vespasiano1, proprio per non aver impedito la crocefissione di Gesù, e che il suo corpo fu caricato su un carro trainato da due bufali che da Roma lo trasportarono fino ai Monti Sibillini, alle pendici del monte Vettore, nelle attuali Marche, gettandolo infine nel lago che oggi ha proprio il nome del prefetto romano: il Lago di Pilato; semplicemente si sarebbe suicidato durante il primo anno del regno di Caligola; o sarebbe stato giustiziato per ordine di questi. Ci sono altre versioni ancora più fantasiose. Nel caso che fosse morto a Roma non è possibile localizzare il luogo dove fu deposto il suo corpo perché sarebbe stato gettato nel Tevere. Da lì avrebbe viaggiato misteriosamente fino al Rodano dove le acque lo avrebbero depositato a Vienne, Francia. O addirittura sarebbe arrivato in Svizzera o a Vienna e in molti altri posti ancora.

– Viennes, Francia. Piramide romana che la tradizione designava come la tomba di Pilato

La famiglia di Pilato era di origine sannita. Si dice che un suo avo avesse partecipato alle Idi di Marzo, la congiura contro Giulio Cesare dell’anno 44 a.C.  I Cesaricidi e le loro famiglie furono mandati in esilio nelle colonie romane. La famiglia di Pilato fu esiliata a Berethra, l’attuale Bisenti (Teramo), nella Vallata del Fino. Per cui Pilato sarebbe nato e cresciuto in questa località abruzzese dove avrebbe anche imparato l’aramaico. E questo era possibile perché in quell’area (Centro-adriatica) si era insediata intorno al 580 a.C. (dopo la distruzione del primo tempio di Gerusalemme) una comunità di ebrei e filistei proveniente dalla terra di Canaan, e per questo motivo era conosciuta come ‘Palestina Piceni’ dove, all’epoca di Pilato, ancora si parlava l’aramaico. Ancora oggi a Bisenti si può visitare ciò che resta della casa attribuita a Pilato.

– Portico della casa di Pilato. Bisenti (Teramo)
-Fonte vecchia, Bisenti

Anche se ristrutturato nel corso dei secoli, l’edificio conserva ancora le caratteristiche di una domus romana: un lato dello stabile presenta un porticato con un cortiletto o “vestibolo”. Sul lastrico di tale corte si notano dei resti di un’antica pavimentazione e a ridosso di tale cortiletto si trova un locale, l’atrium. Al di sotto di tale area dell’edificio sono presenti due enormi cisterne che, per le loro caratteristiche tecniche costruttive, possono essere fatte risalire all’epoca romana. Una delle ragioni a sostegno della teoria che questa sia stata effettivamente la casa di Ponzio Pilato è perché sotto l’impluvium, è ancora perfettamente conservato un ‘qanat’, un sistema di distribuzione idrico molto diffuso nei territori mediorientali. Si tratta di un sistema per captare le acque da una falda freatica e incanalarle mediante una galleria sotterranea. L’acqua di uso domestico poteva essere prelevata da un pozzo situato all’interno della sua casa; ma la canalizzazione arrivava anche fino a una fonte pubblica, oggi denominata “Fonte vecchia”, della quale si possono ancora ammirare i cunicoli di adduzione e le vasche di decantazione. Lo storico Flavio Giuseppe narra che Pilato costruì un canale simile a Gerusalemme, con il denaro del tempio di Jahvè (quindi in modo sacrilego!). Pertanto era perfettamente a conoscenza di questo sistema che avrebbe riprodotto al suo ritorno dalla Giudea.

Ma Bisenti non è l’unica località che reclama alcun legame con Pilato. A San Pio di Fontecchio (l’Aquila), dove vi è una ‘Montagna di Pilato’ ci sarebbe stata la sua ultima villa, dove si ritirò prima di morire. Un’altra leggenda sostiene invece che la casa fosse a Tussio (Aq), nei pressi dell’antica Peltuinum, dove sono stati scoperti due leoni del I secolo, che potrebbero indicarne la tomba. Anche Isernia si rivendica come città natale di Pilato dovuto ad un’iscrizione romana di dedica sulla storica Fontana Fraterna. Molti altri toponimi, palazzi o altro della più svariata geografia europea portano il nome di Pilato

-Uno dei leoni scoperti a Tussio (l’Aquila)
– Fonte fraterna, Isernia

Pilato, a seconda dell’epoca è passato per diverse fasi: morto cristianamente, giustiziato, suicidato, detestato, santificato, martirizzato… Il primitivo cristianesimo tendeva a diminuire le responsabilità del governatore nella morte di Gesù. Ancora nel III secolo viene presentato come un buon cristiano. Però dal secolo IV in poi, da quando il Cristianesimo diviene la religione ufficiale dell’Impero, Pilato è considerato l’infame governatore pagano.

  1. Tito governò dal 79 all’81 d.C. (!!!)

Per saperne di più:

G. Paolone, A. Panzone. Io, Ponzio Pilato di Bisenti” , Teramo 2015. Gli autori di questo libro sostengono che la casa di Bisenti sia effettivamente appartenuta alla famiglia di Pilato, dove questi sarebbe nato e vissuto.

Las reliquias de San José

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Le reliquie di San Giuseppe. Puoi leggere quest’articolo in italiano cliccando qui

– San Giuseppe con la vara florida. Guercino (1591-1666) – Moretti Gallery, Londres

Los Evangelios nos hablan muy poco de San José que murió antes de que Jesús empezara su vida pública. Algunos datos más los encontramos en los los apócrifos, en particular a la ‘Historia de José el Carpintero’1. Cuando José se casó con la Virgen ya era un anciano, viudo y padre de 6 hijos, dos mujeres y cuatro varones, uno de los cuales tal vez fuera Santiago, varias veces citado en los Evangelios como ‘el hermano del Señor’. Parece ser que fue el único en permanecer en el hogar familiar, porque era el más pequeño, y sucesivamente sería apóstol de Cristo, conocido como Santiago el Menor. José, hasta el día de su muerte, a la edad de 111 años, habría disfrutado de una salud excelente, continuando a desempeñar su oficio de carpintero hasta el final.

“Con el pasar de los años, su vejez avanzaba cada vez más. Pero no padecía de ninguna enfermedad corporal, no vaciló su vista, tampoco perdió ningún diente su boca; en toda su vida, siempre tuvo la mente lúcida. En sus asuntos siempre tuvo un vigor juvenil, como el de un muchacho, sus miembros siempre fueron íntegros y libres de todo dolor. Toda su vida de ciento y once años: una vejez muy avanzada”2.

Cuando murió fue sepultado con todos los honores en Nazareth, después de que su alma fuera llevada al cielo por los ángeles:

“Llegaron entonces Miguel y Gabriel cerca del alma de mi padre José, la cogieron y la envolvieron en un envoltorio resplandeciente. Encomendó así su espíritu en las manos de mi Padre bueno, y él le dio la paz. Ninguno de sus hijos aún no se había dado cuenta que se había dormido. Pero los ángeles preservaron su alma de los demonios de las tinieblas que estaban en la vía, y alabaron a Dios hasta que le acompañaron a la morada de los píos.”3

El lugar de su sepulcro no ha sido nunca localizado con precisión. Los estudiosos barajan diversas hipótesis, pero solo son conjeturas. ¿Qué nos queda, entonces, de José? Un jirón de su manto, su cíngulo y su bastón, además de centenares de fragmentos diseminados en muchos lugares del mundo que serían partes de las citadas reliquias.

– Relicario que contiene una parte del manto de San José, en la parte inferior, y un fragmento del velo de la Virgin María, en la parte superior. Iglesia de Santa Anastasia al Palatino, Roma

En Roma, en la iglesia de Santa Anastasia en el Palatino encontramos una parte de su manto, presente desde el siglo IV. Esta reliquia la habría traído a Roma San Jerónimo, junto con un fragmento del velo de la Virgen. Ambas reliquias están dentro de un relicario del siglo XVII que normalmente se conserva en un armario blindado. El relicario se expone en ocasiones especiales.

En Joinville (Haute-Marne, Francia), en la iglesia de Notre Dame, se conserva su cíngulo, o cinturón. Lo habría llevado a esta ciudad en 1248 un tal Jean de Joinville, cronista de la Séptima Cruzada y amigo del rey Luis IX (el futuro San Luis de los Franceses), a la vuelta de la misma. La entregó al capítulo de San Lorenzo y más tarde mandó construir una capilla para albergar la reliquia en la iglesia de San Lorenzo. En el transcurso de los siglos a la reliquia le fueron sustrayendo pequeñas partes para satisfacer la demanda de diferentes iglesias también situadas en Francia. El último trozo que se quitó, cortado personalmente por el obispo de Châlons en 1662, fue contra la voluntad del capítulo de San Lorenzo y de los habitantes de Joinville. A partir de ese momento estuvo terminantemente prohibido tocar la reliquia y se impidión que fuera separado ningún trozo, aunque fuera pequeñísimo, so pena de excomunión.

-El cíngulo de San José. Iglesia de Notre Dame, Joinville, Francia

Actualmente está custodiada en un relicario de 1868, porque el primero se perdió a causa de la Revolución Francesa y la iglesia de San Lorenzo fue destruida. El relicario está situado en una teca en la capilla dedicada al santo en la citada iglesia de Notre Dame. Se presenta enrollada sobre un cilindro de cristal sostenido por seis personajes, a modo de palanquín: el mismo Jean de Joinville, el rey Luis IX, el obispo de Châlons, un monje de St. Urbain y dos ángeles.

– Cíngulo de San José visible a través de una de las aperturas o ventanitas hechas ex profeso.
– Cíngulo de San José. Detalle de la funda de seda con el broche de marfil

El cíngulo, visible a través de doce pequeñas aperturas rectangulares o ventanitas, mide aproximadamente un metro y medio y tiene unos cuatro centímetros de ancho. Está hecho con un tejido crudo de color grisáceo. La funda de seda que lo contiene mide un metro cincuenta por diez cm y muestra los emblemas de Joinville. Tiene frases bordadas que describen las virtudes de San José, y unas azucenas, también bordadas. En los extremos se exhiben botones y está sellado con un broche de marfil, o hueso. Después de la llegada de esta reliquia se habría desarrollado el culto a San José en esta región.

Y ahora vamos a hablar del bastón … o de los bastones.

En Nápoles, la “Archiconfraternita di San Giuseppe dell’Opera di Vestire i Nudi” (Archihermandad de San José de la Obra de Vestir a los Desnudos), que se encuentra en la colina de San Potito, está en poder de la que está considerado como la vara de San José, aquélla que, según los Evangelios apócrifos, floreció milagrosamente indicando, con esta señal, que debía ser, entre los varios pretendientes, precisamente José el esposo de María.

– Vara de San José (la ‘mazzarella’) – Iglesia de San José de los Desnudos, Nápoles
– Vara de San José, detalle

La historia de esta reliquia está ligada a la del cantante lírico napolitano Nicola Grimaldi, también llamado Nicolini, una voz blanca muy apreciada en el siglo XVI en los ambientes más aristocráticos. Entre sus admiradores estaba también la reina Ana de Inglaterra. En 1712 el cantante, gracias a los favores de los que gozaba en la corte inglesa, consiguió que no condenaran a muerte a un amigo suyo. Y la madre de éste, en agradecimiento, le hizo obsequio de la reliquia que su familia custodiaba desde hacía siglos, desde cuando fue llevada a Inglaterra por algunos cruzados.

Según otra versión, el mismo Grimaldi lo habría comprado en Inglaterra como el bastón usado por José para acompañar a María a la gruta de Belén. Y otra versión más, que Grimaldi lo había recibido en circunstancias misteriosas de los herederos del comandante del condado de Sussex que lo había sustraído de un convento de carmelitanos, donde estaba custodiado.

Lo cierto es que lo llevó consigo a Nápoles y lo expuso, a la pública veneración, en la capilla privada de su casa. Con el paso de los años, ante del deterioro de la reliquia por el contacto continuo con los devotos, fue entregada en custodia a la citada hermandad y sucesivamente, en 1795,muchos años después de la muerte del cantante, cedida a la misma. A partir de 1732, año de la muerte del cantante, la reliquia no fue expuesta más al público.

Pero desde el 19 de marzo de 2019, y después de casi tres siglos, la ‘mazzarella’ (el bastoncito) de San José, que es cómo la llaman los napolitanos, se puede visitar en la iglesia de San Giuseppe dei Nudi (San José de los Desnudos), donde está expuesta permanentemente dentro de una teca de cristal, para que los fieles pueden visitarla sin ‘sfruculiarla’ (restregarla).

Pero este bastón de San José no es el único.

– Vara de San José. Monasterio de Camaldoli (Arezzo)
– Sagrada Familia con el cordero. 1507 – Rafael Sanzio – Museo del Prado (Madrid)

Otro bastón se encontraba en Florencia ya desde el siglo XV en el monasterio camaldolés María de los Ángeles, siendo éste también el que habría florecido milagrosamente en el momento de escoger al esposo de María. Lo llevó a Florencia el cardenal Bessarione, patriarca de Constantinopla, durante el Concilio de Florencia que empezó en 1439.  Fue entregado al Prior general de la Orden de los Camaldoleses, Ambrogio Traversari, y fue custodiado en el monasterio hasta 1935, cuando se llevó al Monasterio de Camaldoli (Arezzo) donde todavía se conserva en una teca de oro. Son muchas las curaciones atribuidas a esta reliquia y las gracias recibidas. El bastón de San José estaba protegido por una custodia de plata para impedir su deterioro y que los fieles se llevasen pequeños fragmentos. Se trata de un bastón de madera, delgado y liso, y ha sido representado por Rafael en algunos de sus cuadros.

– Sagrada Familia con la palmera 1506 – Raffael Sanzio – National Gallery of Scotland, Edimburgo

Come es evidente, es bien distinto del anterior. En la Edad Media, y sobre todo en la época de las Cruzadas, un gran número de reliquias ligadas a Cristo y a sus allegados, auténticas, falsas o presuntas, han llegado a Occidente, y lamentablemente, en la mayoría de los casos, es imposible remontarse a su origen. Y en esa época casi todo se daba por bueno. Algunas han sido objeto de especulación pero también han servido para alimentar la fe de muchas personas. Dos caras de la misma moneda.

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(1) –  Storia di Giuseppe il Falegname (recensione arabo-latina), in: Vangeli della Natività e dell’infanzia, in: Apocrifi del Nuovo Testamento, Vol, 1 – Torino 1971 – (2) – Ibidem. 10, 1-2. – (3) – Ibidem 23, 1-2.

Il culto degli eroi greci e dei martiri cristiani a confronto

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– Processione di martiri. Mosaico. Basilica di Sant’Apollinare Nuovo, Ravenna

Fin da tempi immemorabili le comunità umane hanno sacralizzato i loro personaggi esemplari. Renderli immortali per mantenere imperituro il loro esempio che serva da guida alla società e a tutte le generazioni future è il proposito di queste comunità. In questo contesto il ruolo della società è fondamentale. Non esiste né martire né eroe se la società non lo ricorda.

Però il primo requisito per salvare queste persone dalla morte nella memoria collettiva è proprio la morte stessa, perché dopo la morte inizia la loro vita eterna. La morte fa diventare immortale un essere mortale, che così sarà ricordato e vivrà per sempre.

E per mantenere vivo il ricordo è necessario creare il culto, la cui evoluzione determinerà un’identità comunitaria, e un luogo di culto. Un luogo specifico preparato ad hoc che, nel caso dell’eroe greco era chiamato heroon e per il martire cristiano martyrium. Per i molti punti in comune, esiste un consenso quasi unanime nel considerare il culto dei martiri cristiani l’erede del culto degli eroi greci, nonostante le differenze nella loro evoluzione e motivazione.

– Alessandro Magno visita il sepolcro di Achille. J.H. Schonfeld 1672

Quello che distingue sia l’eroe greco che il martire cristiano dal resto dei coetanei è il loro modo di affrontare la morte, anche se non è uguale nei due casi: per il primo era intesa come una forma di proiezione sociale mentre per il secondo il mezzo di ottenere la vita eterna.

Dobbiamo in gran parte all’archeologia l’avanzamento che c’è stato nello studio di ambedue i casi: la archeologia del mondo classico e quella del mondo cristiano. Per lo studio del fenomeno eroico sono stati fondamentali i testi di Omero. Proprio per questo viene anche chiamata ‘archeologia omerica’ che comprende basicamente le scoperte dei grandi archeologi H. Schliemann1 e C. Blegen2, coadiuvate dagli studi di M. Parry e M. Ventris. Nell’archeologia cristiana una fonte inesauribile sono state le catacombe, il cui studio ricevette un ulteriore impulso con la creazione nel 1852 della Pontificia Commissione di Archeologia Sacra e dell’lstituto Pontificio di Archeologia Cristiana nel 1952, riprendendo gli sudi realizzati da Antonio Bosio e Giovan Battista De Rossi.

Anche le reliquie hanno un particolare protagonismo sia nel culto degli eroi che in quello dei martiri. Racconta Omero come Achille dispone di raccogliere le ossa calcinate del suo caro amico Patroclo, ucciso dal troiano Ettore, per poterle conservare in un’urna che accoglierà, come richiesto dallo spirito di Patroclo, anche le sue quando verrà il momento e di far costruire un tumulo dove sarà depositata l’urna. Il potere dell’eroe risiedeva nelle sue ossa e per questo era importante che fossero messe al sicuro per evitare furti. E se la presenza dei resti era la situazione ottimale, il potere evocatore dell’eroe era così grande che poteva funzionare anche in caso di assenza di questi, come nel caso di un cenotafio. Però anche gli oggetti appartenuti all’eroe erano oggetto di culto: la lancia, lo scudo, strumenti musicali, vestiti … e qualsiasi altra cosa, una prassi questa che ritroviamo identica nel culto dei martiri e dei santi cristiani.

– Martyrium di Cristo. Basilica del Santo Sepolcro, Gerusalemme

L’opera il ‘Martirio di Policarpo’ dell’anno 156, racconta dettagliatamente il martirio del vescovo di Smirne, Policarpo, ed è la prima di questo genere letterario. In essa si legge che i suoi discepoli raccolsero le sue ossa e le depositarono in un luogo adeguato dove potersi riunire per celebrare l’anniversario della sua ‘nascita’, il ‘Dies natalis’, che è così come viene chiamata la data del martirio che equivale alla nascita alla vita eterna. Con l’andare del tempo le reliquie acquisirono un maggior protagonismo perché si credeva che potevano trasmettere l’essenza del santo o addirittura fare miracoli.

Nel caso degli eroi greci non si concepiva lo smembramento dei corpi come nel caso dei martiri e santi cristiani, i cui corpi vennero smembrati in molti pezzi, esibiti e venerati come reliquie in diversi luoghi del mondo cristiano.

Il termine héros designa una persona straordinaria, nobile guerriero difensore della patria, al di sopra dei comuni mortali, un semidio, ma che muore come gli umani. L’ideale eroico passa di generazione in generazione gettando le basi dell’educazione greca. L’eroe personificava gli ideali e la condotta di vita dei cittadini. Assumeva una funzione vitale per il benessere della comunità grazie al culto che gli è reso nel luogo dove erano sepolte le sue reliquie e da cui egli protegge la città contro i nemici, i saccheggi, le carestie, le epidemie e i conflitti di ogni sorta.

-Heroon di Paestum. Costruito intorno al 600 a.C. e scoperto nel 1954 questo cenotafio fu eretto all’eroe fondatore della città
– Ricostruzione dell’heroon di Paestum

L’archeologia, mediante la scoperta dei luoghi di culti di alcuni famosi eroi greci, ha permesso di datare l’origine di questo culto intorno all’VIII secolo a.C., che corrisponde più o meno alla nascita delle polis, le città-stato, e si protrasse fino all’epoca ellenistica e la conquista romana (I secolo a.C.). Questi luoghi, oltre alla tomba, potevano avere una statua, una stele o altro che ricordasse l’eroe. Da semplici monumenti iniziali divennero poco a poco dei grandi spazi, veri e propri edifici porticati e circondati da un recinto, dove venivano offerti dei tributi e dei sacrifici, generalmente di animali e la posteriore celebrazione di un banchetto. Alcuni ricevevano tributi straordinari e in loro onore venivano celebrate feste pubbliche, con processioni, attività agonistiche, equestri e ginniche, simili a quelle destinate agli dèi.

Il termine ‘martire’ cominciò ad essere utilizzato nella Grecia classica con il significato di ‘testimone’: così erano chiamati coloro che testificavano in un tribunale. Nella primitiva letteratura cristiana e nel Nuovo Testamento ‘martiri’ erano coloro che avevano assistito alla morte e resurrezione di Gesù Cristo, quindi dando al termine un significato di ‘osservatore’. Però a partire dal II secolo, il termine ‘martire’ designerà una persona disposta a dar la vita per la fede cristiana che, così facendo partecipava delle sofferenze di Gesù nella sua passione e morte. Le spoglie del martire venivano poi traslate a un ‘martyrium’ che inizialmente era una tomba semplice. Queste tombe poco a poco divennero degli edifici religiosi nei quali era possibile venerare il martire attraverso la celebrazione di riti da parte di tutta la comunità, che generalmente terminavano con l’eucarestia.

– Banchetto eucaristico dei primitivi cristiani. Affresco, Catacombe di San Callisto, Roma. Sec. II

Quindi, potremmo dire che i martiri cristiani sarebbero stati gli ‘eroi’ della fede del nuovo nascente ‘popolo cristiano’. Anche loro diventarono ben presto gli esempi da seguire. Però all’aura divina che pervade l’eroe greco il martire cristiano contrappone quella della santità, e non sarà mai considerato un dio o di natura divina. Inoltre, il martire non ha una morte eroica, nel senso che soffre la persecuzione e una morte aggressiva, però dimostrando un comportamento eroico nel sopportare i peggiori tormenti. L’eroe cerca una morte spettacolare per lasciare un ricordo perpetuo del suo comportamento esemplare nella memoria collettiva e non cerca un’altra vita oltre quella terrena, perché l’Olimpo è riservato soli agli dei. Il martire affronta la morte per convinzione religiosa, sapendo che se muore per la sua fede otterrà la vita eterna e la resurrezione promessa dal suo Messia.

Sia il culto dei martiri che degli eroi furono influenzati dal contesto storico sociale e politico. Con l’andare del tempo la società man mano ha creato altri eroi ed altri martiri. Tutti rispondono a una stessa necessità, che è quella di offrire esempi a cui ispirarsi, che trasmettano valori compatibili con il nostro stile di vita e con i nostri problemi. E non è difficile trovarli: basta guardarsi intorno.

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1.- Conosciuto soprattutto per la scoperta della città di Troia nel 1864 – 2.- E’ famoso per la scoperta del sito di Pilo e gli scavi presso Troia negli anni 30 del secolo scorso.

Per saperne di più:  

P. Brown. The cult of the saints. Chicago 1981; M.T. Fumagalli Beonio Brocchieri, G. Guidorizzi. Corpi gloriosi. Eroi greci e santi cristiani. Bari 2012; P. Santyves. I santi successori degli dei. L’origine pagana del culto dei santi (I testimoni della fede), Roma 2016

La capilla palatina de Nuestra Señora del Faro

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La cappella palatina di Nostra Signora del Faro. Puoi leggere quest’articolo italiano cliccando qui

– Posible reconstrucción del complejo del Gran Palacio de Constantinopla, el Boukoleon, dentro del cual se hallaba la capilla de Nuestra Señora del Faro

Desde el 864 y hasta 1204 la capilla Palatina de Nuestra Señora del Faro ha sido la iglesia-relicario más importante de todo el mundo cristiano, bajo la égida del imperio bizantino.

Se encontraba en la parte meridional del Gran Palacio de Constantinopla, el palacio Boukoleon, y debe su nombre a una torre-faro (pharos) que se erigía a su lado, ocupando una posición estratégica en el complejo del palacio real. De hecho estaba muy cerca de los apartamentos reales y de la sala del trono, el Chrysotriklinos (Cámara dorada). Su función era la de servir como capilla principal palatina de los emperadores bizantinos y contenía una enorme colección de reliquias que eran la envidia de todo el mundo cristiano (unas 3.500 ligadas a centenares de santos), además de algunas de las más importantes, que eran las relacionadas con la pasión de Cristo.  Esta capilla formaba parte de una serie de templos sagrados presentes en el interior del complejo palaciego. Entre éstos, la capilla dedicada a San Elías y Clemente y la de San Demetrio, comunicadas con la del Faro por una puerta.

Se considera que su construcción se remonta al siglo VIII y fue el escenario de las nupcias del futuro emperador León IV (775-780) con Irene de Atenas. Fue reconstruida y redecorada por el emperador Miguel III al final del periodo iconoclasta, que duró del 726 al 842. A partir de este momento la búsqueda y la recuperación de reliquias, sobre todo en los territorios conquistados por los musulmanes, fue incesante por lo que la colección creció de forma constante, ampliándose notablemente. Ya a finales del siglo XII, debido a la importancia de las reliquias que allí se custodiaban, como la Corona de Espinas o el Mandylion1, era descrita por Nicolás Mesarite, skeuophilax2 de la iglesia, como una imagen simbólica de la Tierra Santa y un espacio litúrgico donde la salvación es posible, asimilándola a ‘otro Sinaí, una Belén, un Jordán, una Jerusalén, una Nazareth, una Betania, una Galilea, una Tiberíades, […] un Calvario3. Estas reliquias eran mostradas a los visitantes de alto rango, pero a veces también a los numerosos peregrinos que llegaban de todas las partes del mundo.

– Ruinas del palacio de Boukoleon

Durante el saqueo de Constantinopla llevado a cabo por los cruzados en la Cuarta Cruzada (1204), y la ocupación del palacio Boukoleon por parte de Bonifacio de Monferrato, rey de Tesalonika, las reliquias que no fueron saqueadas pasaron al nuevo emperador latino, Balduino I. Éste, a su vez, vendió algunas de las más importantes, entre las cuales la Corona de Espinas, para afrontar una grave crisis económica.4

En el 1200, Nicolás Mesarite hizo un elenco de las diez más importantes reliquias de la pasión contenidas en la capilla: la Sagrada Lanza, las Sandalias de Cristo, la Corona de Espinas, el Sagrado Clavo, el Manto de púrpura que los soldados romanos pusieron sobre los hombros de Jesús para burlarse de él, la Caña utilizada por los soldados para acercar la esponja a Jesús, un fragmento de la Lápida del Sepulcro de Cristo, el Sudario de Cristo, la Toalla utilizada por Cristo en la lavanda de los pies (el Lention), los Grilletes con los que fue encadenado.

Una de las descripciones de la capilla y de su contenido la hizo Robert de Clari, cronista de la cruzada. Fue por lo tanto una de las últimas, antes del saqueo de 1204. Describe la magnificencia del palacio Boukoleon y sus riquezas. Por lo menos treinta capillas grandes y pequeñas estaban presentes en su recinto, entre las cuales una se llamaba la Santa Capilla, por las reliquias que albergaba. Describe dos recipientes de oro que colgaban en el medio de la capilla de dos grandes cadenas de plata: uno contenía una teja (se refiere al keramidion)1 y el otro un trozo de tela con la huella del rostro de Cristo (se refiere al Mandylion), siendo estas reliquias las dos imágenes milagrosas, no pintadas por manos humana, que describe Nicolás Mesarite.

Pero la lista de Mesarite no estaba completa, ni siquiera con respecto a las reliquias más importantes. Las descripciones hechas por diferentes peregrinos complementan esta lista. Entre los siglos XI y XIII se ha documentado la existencia de quince diarios de viaje, algunos con el elenco de las reliquias más importantes y otros con descripciones más completas, como por ejemplo las del peregrino Antonio de Novgorod, o la de Robert de Clari. Este último menciona dos grandes trozos de la Vera Cruz grandes como la pierna de un hombre. También había una ampolla con la Sangre de Cristo, la Túnica, una parte de la Sagrada Esponja, el Maphorion (el velo) de la Virgen María, su Cinturón y sus Zapatos, diferentes reliquias de San Juan Bautista y la carta de Cristo a Agbar V de Edesa.

Constantino Porfirogéneta (913-959) describe en su De Ceremoniis los ritos que se celebraban en la Capilla del Faro, y también los que se hacían en honor a las reliquias. Éstas eran especialmente veneradas en determinados días del año, sobre todo en Semana Santa. Un rito muy importante era el que se celebraba el domingo de la Exaltación de la Santa Cruz, cuando el emperador se reunía en la Capilla del Faro con sus allegados para venerar la Vera Cruz. El mismo rito se celebraba cuando el domingo de cuaresma coincidía con la día de la Anunciación. Después de los Maitines del 1 de agosto, en el día de la Procesión del Venerable Madero de la Vera Cruz, el emperador besaba el relicario de la cruz que se mostraba durante la veneración de la Cruz, y sucesivamente la Cruz se extraía del relicario para su adoración. La Sagrada Lanza era especialmente venerada durante la semana de pasión y mostrada a la veneración el Viernes Santo. El domingo el emperador participaba en la liturgia con huéspedes especiales. El ‘sacerdote imperial’(basilikos kleros)5 y un coro de eunucos de palacio participaban con sus cánticos.

La capilla de la Virgen del Faro inspiró la construcción de la Sainte Chapelle de París, que a su vez inspiró la capilla de la Santa Cruz en la fortaleza de Karlstejn de Praga, construida por Carlos IV, emperador del Sacro Romano Imperio6.

– Parte del mapa (reconstruido) del Gran Palacio de Constantinopla, Boukolèon. El nº 37 corresponde a Nuestra Señora del Faro5

Desgraciadamente la capilla no sobrevivió al asedio latino de la ciudad cuando fue devastada y saqueada y nunca más reconstruida. No se han encontrado sus ruinas y su ubicación exacta solo puede ser deducida por las fuentes escritas, como también su aspecto exterior e interior. Una de las más importantes de estas fuentes es la décima homilía del patriarca Focio en ocasión de la consagración de la iglesia en el 864. Pero también por los ya citados textos de Robert de Clari y Nicolás Mesarite. La iglesia era pequeña y de cruz inscrita, con tres ábsides, la cúpula sostenida por cuatro columnas, un nártex y un atrio delante de la cúpula. Su decoración era extremadamente rica y exteriormente estaba revestida de mármol blanco. Los muros interiores estaban revestidos de mármoles policromados y mosaicos, como también el pavimento. La partes no recubiertas de mármol lo estaban de oro y plata. Los capiteles estaban decorados con plata y un collarín de oro. El ciborio tenía forma de pirámide y estaba sostenido por cuatro columnitas de oro y plata. También el altar lateral y las puertas del santuario eran de plata. Había dos palomas suspendidas sobre el altar mayor, con las alas recubiertas de perlas y esmeraldas, que sostenían en el pico cruces, también de perlas. Las otras cruces eran de oro y cuajadas de piedras preciosas. La iglesia entera parecía una preciosa joya5.

El programa iconográfico de Nuestra Señora del Faro fue el primero en aparecen en una iglesia después del período iconoclasta. Había una imagen de Cristo en la cúpula y debajo un cortejo de ángeles, y en el ábside principal la Virgen María con sus manos tendidas sobre los fieles y el emperador. El resto de los espacios estaba ocupado por las imágenes de los apóstoles, mártires profetas y patriarcas.

– Relicario que contenía un fragmento de la piedra del Santo Sepulcro – siglo XI. Museo del Louvre

Dependiendo del calendario litúrgico, las reliquias eran trasladadas temporalmente a Santa Sofía, en el palacio Blacherne7 o a otras partes del palacio real y/o llevadas en procesión. En estas ocasiones eran colocadas en valiosos relicarios que el emperador mismo portaba en mano. También podían ser llevadas en las campañas militares, como posiblemente en el caso de la estauroteca de Limburg. En estos casos los Cubicularios (ayudas de cámara) precedían al emperador y llevaban la estauroteca colgada del cuello. Seguían unos portadores normales que enarbolaban una cruz procesional que contenía un pequeño fragmento de la Vera Cruz.

Hoy en día el único relicario que se conserva de la iglesia del Faro está expuesto en el museo del Louvre. Se trata de un estuche de plata dorada del siglo XI, hecho expresamente para albergar un fragmento de la piedra del Santo Sepulcro. En la parte frontal presenta las mujeres que llevan los ungüentos al Sepulcro, cuya puerta encuentran abierta con la presencia de un ángel que les muestra el sepulcro vacío. En el reverso, una tapa deslizante decorada con una cruz y varias inscripciones.

Todas las reliquias presentes en la Capilla del Faro se mostraban a los fieles, menos el Mandylion, que permanecía siempre encerrado dentro de su estuche.

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1.- Para saber más sobre el Mandylion y el Keramion remito a la lectura del artículo “Las santas imágenes aquerópitas: el Mandylion de Edesa, el arquetipo de todas las aquerópitas”.

2.- Significa “guardián de los vasos”, y es un oficio eclesiástico de la Iglesia ortodoxa oriental. Normalmente desempeñado por un sacerdote, el oficio del skeuophylax está dedicado al cuidado de los vasos sagrados y de los enseres de una iglesia o de un monasterio.  

3 – Holger A. Klein, Sacred Relics and Imperial Ceremonies at the Great Palace of Constantinople, en F.A. Bauer (coordinado por), BYZAS, n. 5, 2006, pp. 79–99.

4.- Para profundizar más sobre este argumento aconsejo la lectura del artículo “La Corona de Espinas y la Sainte Chapelle

5.-  Alexei Lidov. A Byzantine Jerusalem. The Imperial Pharos Chapel as the Holy Sepulchre. En: Hoffmann, Annette ; Wolf, Gerhard (Hrsgg.): Jerusalem as narrative space – Erzählraum Jerusalem, Leiden-Boston 2012, S. 63-103 (Visualising the Middle Ages ; 6)

6.- Para saber más remito al artículo ‘Los Soberanos coleccionistas de Reliquias

7.- Palacio real al que se trasladó la corte bizantina, a partir de Alejo I Comneno (1081-1118), menos grande, menos costoso y más seguro que el Bukouleon. Este último permaneció como sede de representación y para la celebración de grandes ceremonias. Empezó su proceso progresivo de ruina a partir de la Cuarta Cruzada de 1204 y fue definitivamente abandonado después de la toma de Constantinopla por parte de Mehmed II en 1453.

Le reliquie di San Luca

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San Luca evangelista – El Greco

Luca, probabilmente l’abbreviazione di Lucano, era pagano ed era medico. Ai tempi della predicazione e morte di Gesù lui era lontano dalla Palestina. Infatti Luca era di Antiochia, capitale della provincia romana della Siria, l’attuale Antakia, Turchia Sud-orientale. Si convertì al cristianesimo verso l’anno 40, grazie alla predicazione dei primi cristiani in quella città. Dagli Atti degli Apostoli, attribuiti a lui stesso, e dalle lettere di San Paolo oltre che, come sempre, dalla tradizione, abbiamo molte informazioni della sua vita insieme con Paolo.

San Luca. Attribuito a Raffaello. Roma, Accademia di San Luca

Luca è reputato una persona di grande cultura, come conseguenza di aver ricevuto una robusta formazione greco-ellenista, in accordo con l’elevato stato sociale corrispondente alla professione esercitata. Coltivava anche l’arte e la letteratura. Pare probabile che conobbe personalmente la Madonna, perché il Vangelo di Luca è l’unico dei tre che dà molti particolari dell’infanzia e l’adolescenza di Gesù, che ci parla della Madonna prima della nascita di Cristo, dell’annunciazione, la visita ad Elisabetta e la nascita di Giovanni Battista. San Luca avrebbe ottenuto queste notizie direttamente da Maria, unico testimone ancora vivente. Sempre secondo la tradizione, ne fece diversi ritratti, dato che la pittura era una delle sue attività preferite. Però non esistono prove che dimostrino questa sua abilità. Numerosi sono i ritratti della Madonna attribuiti a San Luca presenti in vari luoghi del mondo cristiano. Addirittura molti gli attribuiscono la prima immagine esistente della Vergine (I-II secolo), che si può vedere Roma, nelle catacombe di Santa Priscilla. Tutto questo ha fatto sì che venga considerato l’iniziatore dell’icografia cristiana. Questa tradizione sorge nel contesto della controvesia iconosclastica (726-843), e la ricerca di tradizioni che dimostrassero un’origine apostolica dell’uso delle effigi sacre, proprio per contrastare l’icnoclastia.

Salus Populi Romani. L’immagine più famosa fra quelle attribuite a San Luca. Roma, Basilica di Santa Maria Maggiore

Però molto poco sappiamo di lui dopo la morte di Paolo. Alcune fonti indicano che Luca avrebbe evangelizzato la Dalmazia, Gallia, Macedonia ed Acaia. Poi la Beozia, antica regione della Grecia vicino a Corinto, sede di vari regni importanti, come quello di Tebe, città dove sarebbe morto ad ottantaquattro anni, celibe e senza aver avuto figli. San Gregorio di Nazianzio sostiene invece che fu martirizzato a Patrasso, insieme all’apostolo Andrea.

Nel 357 le sua ossa furono traslate a Costantinopoli, nella basilica dei Santi Apostoli, sotto Costanzo imperatore, insieme a quelle di Sant’Andrea. Anni dopo, la chiesa venne distrutta da un incendio, che però non danneggiò le bare con i corpi che si trovavano sotto il pavimento della chiesa, che fu fatta ricostruire da Giustiniano nel 527. Nel 1177 furono rinvenute a Padova in una cassa di piombo, nel cimitero di Santa Giustina, e l’attribuzione a San Luca fu dovuta grazie ad un’iscrizione all’interno della cassa che riportava il nome del santo e una doppia croce impressa all’esterno. Nel 1354 ci fu una ricognizione delle reliquie ed in quest’occasione il capo fu portato, dall’imperatore Carlo IV1, nella cattedrale di San Vito, a Praga, dov’è tuttora.

Basilica di Santa Giustina, Padova

Ma come mai nel tesoro della Basilica di San Pietro è esposto un busto reliquiario che contiene il capo di San Luca? Questa reliquia fu portata a Roma nel 586 da Gregorio Magno quando era ambasciatore del papa Pelagio II, regalo dell’imperatore Maurizio Tiberio. Quando a Costantinopoli venne ricostruita la basilica dei Santi Apostoli nel 527, ai tempi di Giustiniano, vi ricollocarono alcune casse con le reliquie di Andrea, Luca e Timoteo, senza che però fossero riaperte per verificarne l’autenticità. Quindi, il “capo di San Luca” venne regalato e portato a Roma in buona fede (?).  

Inoltre, sempre a Roma, nel museo della Basilica di Santa Maria Maggiore, c’è un braccio dell’apostolo, insieme a quello di San Matteo. Un dito, invece, sarebbe a S. Pietro in Vaticano ed altre reliquie in altre chiese. Viste le duplicità, nel 1998 vi fu una gran ricongnizione con approfonditi esami. L’analisi al carbonio-14 del cranio del Vaticano riporta la datazione di questa reliquia dal V secolo in su. Quello di Praga, invece, viene datato fra il II ed il IV secolo, appartenendo allo scheletro di Padova, del quale sono stati accertati altri dati scientifici a favore dell’autenticità della reliquia2.

Cassa di piombo con le reliquie di San Luca nel momento di essere estratta dal sarcofago per la ricognizione

Relativamente a come e quando siano arrivate le reliquie dell’evangelista a Padova, ci sono state diverse ipotesi: 1) che furono portate dai Crociati dopo il sacco di Costantinopoli del 1204, ma questa è stata subito scartata perché le reliquie sono presenti a Padova dal 1177; 2) che le avrebbe portate a Padova nel secolo VIII, durante il periodo delle lotte iconosclaste, il sacerdote Urio, custode della basilica dei Santi Apostoli di Costantinopoli, insieme ai resti di San Mattia; le reliquie vennero successivamente nascoste, nel IX secolo, nel cimitero di Santa Giustina per metterle in salvo dalle incursioni barbariche degli Ungari; 3) che giunsero al tempo dell’imperatore Flavio Claudio Giuliano (361-363), più conosciuto come Giuliano l’Apostata, probabilmente per salvarle dalle persecuzioni di quest’ultimo. E quest’ultima ipotesi è quella che, secondo la scienza, è la più probabile. Di fatto, nell’ultima ricognizione, si trovarono nel sarcofago centinaia di piccole costole che in un primo tempo si credeva fossero di topi ma che un’analisi più approfondita ha rivelato che appartengono a una trentina di bisce (Coluber viridiflavus). Penetrarono nella bara e rimasero soffocate a causa di un’alluvione che interessò il cimitero paleocristiano di Santa Giustina. Però questo tipo di serpenti non sono presenti in Oriente ma invece sono molto comuni nell’area padana. Il radiocarbonio li ha datati intorno al 400-450 d.C.

Sarcofago contenente le reliquie di San Luca. Basilica di Santa Giustina, Padova

La cassa di piombo con le reliquie dell’evangelista fu traslata in un’arca marmorea costruita nel 1313. Nel 1562 fu ultimata la costruzione della nuova basilica di Santa Giustina dove fu portata l’arca di marmo che, da quel momento in poi, si trova nel transetto sinistro.

Adesso però rimarebbe da svelare il mistero di altre presunte reliquie dell’evangelista presenti a Cremona, nella Chiesa di San Luca, oggi tenuta dai Padri Barnabiti, dove esiste appunto un reliquiario contenente niente di meno che cranio del santo oltre che il suo braccio con la mano sinistra…

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1.- L’imperatore Carlo IV fu un gran collezionista di reliquie. Per saperne di più rimetto alla lettura dell’articolo “I sovrani collezionisti di reliquie”.

2.- La ricognizione, che fu realizzata da un gruppo multidisciplinare di esperti, coordinato da Vito Terribile Viel Marin, titolare della cattedra di anatomia patologica dell’Università di Padova, realizzò esami di ogni tipo, incluso il radiocarbono 14, e terminò nel 2001. Lo scheletro di Padova, intero meno la testa, risultò essere quello di un uomo di origini siriane, morto fra i 75 e gli 85 anni, fra la seconda metà del I secolo e l’inizio del V secolo (secondo due diversi laboratori, Tucson e Oxford). In quell’occasione fu fatto portare il cranio di Praga e fu accertato che appartiene a questo scheletro. “In conclusione, non esiste un solo elemento contrario al fatto che si tratti dello scheletro di San Luca Evangelista”, è la conclusione dello studio.

Las reliquias de San Lorenzo

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Le reliquie di San Lorenzo. Puoi leggere quest’articolo in italiano cliccando qui

– San Lorenzo (mosaico). Mausoleo de Galla Placidia (siglo V). Rávena

Se dice que era originario de Aragón (España), de la ciudad de Huesca, situada a los pies de los Pirineos. En el 257 fue nombrado archidiácono de Roma por el papa Sixto II, con el que mantenía una gran amistad. Esta tesis se expone fundamentalmente en la obra ‘Passio Polychromii’ (siglos V-VII, tres ediciones), obra en la cual la pasión de Sixto y de Lorenzo constituyen su núcleo principal, y por el más reciente Baronio, en sus ‘Anales eclesiásticos’ (siglo XVII).

Existe también otra tesis que sostiene que Lorenzo era, en cambio, romano. Esta teoría se apoya en primer lugar en un documento atribuido a San León Magno, el ‘Sacramentario Leoniano’, y después en un himno contenido en el ‘Liber Peristephanon’ del poeta Prudencio (siglo IV-V) donde lo celebra como ‘mártir romano’, omitiendo su origen. Los partidarios de la tesis romana afirman que dado que Prudencio era español, si Lorenzo hubiera nacido en España seguramente no habría omitido este dato. Sostienen también que el hecho de que la cuna del santo sea revindicada por cinco ciudades españolas aporta un punto de debilidad a esta tesis1.

Lo cierto es que Lorenzo era Archidiácono de la Iglesia de Roma, es decir jefe de los diáconos, que desde su institución por parte de los apóstoles, eran siete. Las funciones principales eran las de asistir al obispo en la liturgia, instruir en la palabra de Cristo a los catecúmenos y a los cristianos, y recibir y custodiar las limosnas junto con los demás bienes de la Iglesia, preocupándose de las necesidades de los pobres, de los enfermos y de las viudas. También era el depositario de los archivos y de los libros sagrados, como podemos constatar también en el mosaico dedicado a San Lorenzo en el mausoleo de Galla Placidia de Rávena.

Según la tradición. Lorenzo vivía en casa de Ciriaca, una rica patricia romana, situada en el monte Celio (una de las siete colinas de Roma) muy cerca de la actual iglesia de Santa María in Domnica, más conocida como de la ‘Navicella’. Ciriaca también había comprado el cuartel de los militares extranjeros, llamados ‘peregrinos’, convirtiéndolo en refugio para los cristianos perseguidos, rebautizado posteriormente como Asilo de los Santos Mártires, donde hoy se erige dicha iglesia que, ya desde sus orígenes, en el siglo VII, es una diaconía.

El relato de su pasón es una mezcla entre historia y leyenda. Todos los acontecimientos se cuentan en la ya citada obra ‘Passio Polychromii’ y en ‘De Officis Ministrorum’ de San Ambrosio, habiendo este último servido de fuente para San Agustín, San León Magno, Prudencio, San Máximo de Turín y San Pier Crisólogo.

– Martirio de San Lorenzo. Paquale Cati (1550-1620). Iglesia de San Lorenzo in Panisperna, Roma

La tradición dice que el martirio de San Lorenzo se produjo en la época de la persecución de Valeriano (253-260), en el 258. Esta persecución no estaba dirigida a los cristianos en general, sino a sus representantes más importantes, por lo tanto al clero y otras autoridades cristianas laicas (senadores, jueces, …). Estos eminentes cristianos tenían la obligación de participar en los sacrificios paganos para no ser inicialmente privados de todos sus bienes y no ser después condenados a muerte en caso de continuar profesando la religión cristiana.

A causa de esta persecución el papa Sixto II, junto con otros cuatro diáconos, es arrestado en las catacumbas de San Calixto y decapitado. Las fuentes citadas nos dejan un largo diálogo entre el papa y Lorenzo, en el momento de la detención, en el cual el papa aconseja repartir todos los bienes de la Iglesia entre los pobres para impedir que se adueñen de ellos los paganos. Lorenzo sigue las recomendaciones del papa Sixto y empieza a distribuir comida y dinero entre los pobres de la ciudad según las necesidades.

Lorenzo también es apresado y condenado a ser decapitado, pero la ejecución no se llevaría a cabo antes de haber entregado los famosos tesoros de la Iglesia. El lugar de la condena de San Lorenzo se encuentra, según la tradición, situado en el Foro Romano, donde hoy surge la iglesia de San Lorenzo en Miranda. Después de la condena, y a la espera de la pena capital, Lorenzo es entregado al centurión Hipólito para su custodia que lo encierra en los sótanos de su casa donde también había otros prisioneros. Uno de estos era Lucilo, ciego. Y aquí se repiten los esquemas literarios clásicos: utilizando el agua de un manantial que brotaba del suelo, Lorenzo bautiza a Lucilo quien recupera la vista. A su vez, el centurión Hipólito, al ser testigo de este milagro, se convierte al cristianismo haciéndose bautizar junto con toda su familia. Posteriormente él también será martirizado. Sobre la casa de Hipólito ahora se erige la iglesia de San Lorenzo in Fonte, en Via Urbana, 50. En el interior de la iglesia, por encima de una puerta podemos leer el rótulo ‘Aditus ad carcerem et fontem S. Laurent’. De hecho conduce a un sótano donde se puede visitar el lugar del cautiverio de San Lorenzo, la casa de Hipólito y el pequeño pozo.

-Horno donde habrían martirizado a San Lorenzo. Iglesia de San Lorenzo in Panisperna, Roma
– Lápida situada al lado del horno donde fue martirizado San Lorenzo. Iglesia de San Lorenzo in Panisperna, Roma

El emperador Valeriano pide a Hipólito que le lleve a Lorenzo para que le entregue los tesoros. Lorenzo pide dos o tres días de tiempo, necesarios para reunirlos y organizarlos. El emperador consiente y, siempre bajo la vigilancia de Hipólito, Lorenzo recorre toda la ciudad y hace correr la voz entre todos los pobres y necesitados que tienen que presentarse en un determinado lugar, indicando la fecha y la hora del encuentro. Después manda avisar al emperador diciendo que los tesoros de la Iglesia ya estaban listos. El emperador va hacia el lugar indicado y, en lugar de las tantas deseadas riquezas encuentra una multitud de pobres, lisiados, ciegos y enfermos que Lorenzo presenta a Veleriano diciendo: “Aquí están los tesoros de la Iglesia”.

El emperador, sintiéndose burlado, cambia de idea y decide agravar su condena. Primero lo manda flagelar y luego a morir quemado sobre una parrilla, pero no a fuego vivo, sino con carbones ardientes colocados bajo la misma parrilla, para alargar el suplicio. Una vez tendido y atado a la parrilla Lorenzo es poseído por una luz divina y después de un tiempo advierte a su verdugo que ya estaba asado por un lado para que le diera la vuelta hasta que estuviera listo para ser comido. No tarda en morir. Tenía unos treinta años y era el 10 de agosto del año 258. En el lugar de su martirio, que está a pocos pasos del de su cautiverio, se construye la iglesia de San Lorenzo in Panisperna, donde un gran fresco en la pared del ábside representa el martirio del santo, realizado en 1589 por Pasquale Cati da Iesi. En una capilla bajo el nivel de la iglesia y con entrada independiente encontramos una suerte de horno empotrado en la pared con una inscripción que dice ‘Locus martirii Sancti Laurentii’, y como si no estuviera bastante claro, un poquito más allá en la misma pared hay una placa con la inscripción ‘Luogo del martirio di San Lorenzo’.

La parrilla del martirio (aunque no entera) se conserva sin embargo en la iglesia de San Lorenzo in Lucina, en una capilla lateral.

– Losa de mármol sobre la que fue colocado San Lorenzo después de su martirio. Iglesia de San Lorenzo extramuros, cripta

Su cuerpo fue colocado por Hipólito y por el cura Justino sobre una losa de mármol donde fue lavado y perfumado con aromas y ungüentos. Fue sepultado en el Agro Verano, donde ya existía un cementerio, en un terreno de propiedad de Ciriaca. Más adelante este cementerio será conocido con el nombre de ‘Catacumbas de Santa Ciriaca’. La losa de mármol donde fue colocado el cuerpo de Lorenzo puede verse en la cripta de la basílica de San Lorenzo Extramuros. Pequeños agujeros se distribuyen en toda su superficie, probablemente porque se trataba de una tapa de alcantarilla utilizada en las termas. Sobre la losa son visibles grandes manchas rojizas que un análisis químico requerido por Pio IX ha demostrado que han sido producidas por una mezcla de sangre y grasa humanas.

– Iglesia de San Lorenzo Extramuros, interior. Bajo el altar mayor puede verse la cripta
– Iglesia de San Lorenzo Extramuros. Cripta
– Inscripción sobre el arquitrabe de entrada a la cripta

Reliquias de San Lorenzo fueron enviadas a muchos lugares. Su cabeza, que aún conserva la piel, hasta el siglo XVI se veneraba en el Sancta Sanctorum, es decir en el oratorio de San Lorenzo en la sede patriarcal del Laterano, la capilla privada de los papas. Más adelante fue llevada, por orden de Sixto V (1585-1590) al Vaticano, donde aún hoy se conserva en la Capilla Matilda. Hubo un tiempo en el que muchas iglesias romanas tenían, o decían tener, reliquias de San Lorenzo: partes del cuerpo, carne quemada, restos del carbón que sirvió para el martirio, la horquilla que utilizaron para empujarlos bajo la parrilla, la toalla que sirvió para limpiar sus llagas y ampollas de sangre y grasa2. De estas últimas hay efectivamente una en Amaseno, en la provincia de Frosinone. Una ampolla con una mezcla de sangre y grasa, cenizas y fragmentos de piel, que en el día de San Lorenzo se licúa, como la sangre de San Jenaro3.

– Cabeza de San Lorenzo. Capilla Matilda, Vaticano
– Ampolla con la sangre, grasa, cenizas y fragmentos de piel de San Lorenzo. Amaseno (Frosinone, Italia)

Por cuanto sea mucho más fascinante la historia de la Pasión de San Lorenzo, tal y como nos la transmiten los citados autores, es obvio que muchos aspectos de la misma están enriquecidos con datos leyendarios, como por ejemplo el diálogo con Valeriano y la burla en el encuentro con los pobres.  Algunos escritores hasta niegan el martirio en la parrilla porque no era una praxis utilizada durante la persecución de este emperador y sostienen que también San Lorenzo fue decapitado. El padre Bra4 confirma  algunos aspectos de esta teoría, sobre todo los que se refieren a la persecución de Valeriano. Sin embargo concluye que el martirio en la parrilla es perfectamente plausible, pero para que así fuera se debe posponer la fecha del martirio unos 50 años, lo que nos llevaría al gobierno de Diocleciano. Durante la segunda persecución de Diocleciano, de hecho, y no antes, en Roma fueron martirizados con la pena del fuego los cristianos que no obedecían al edicto que ordenaba destruir las iglesias y quemar todos los libros sagrados y los archivos.

Pero para los devotos de San Lorenzo y también para los curiosos, lo importante es saber que gran parte de sus los restos se encuentran en la cripta bajo el altar mayor5,6 de la basílica de San Lorenzo extramuros, cuya visita aconsejo encarecidamente a todos los amantes del arte y de la belleza, creyentes o no, porque a pesar de las diferentes restauraciones, continúa siendo una de las iglesias más bonitas y fascinantes de Roma.

(1)  G. Da Bra. San Lorenzo fuori le mura. Roma 2005

(2)  O. Panciroli. Tesori nascosti dell’Alma Città di Roma. Roma 1625.

(3)  F. Ubodi. S. Lorenzo diacono e martire (Tra storia e leggenda). Roma 2008

(4)  G. Da Bra. Obra citada

(5) Reliquias de este santo se encuentran en diferentes lugares de la cristiandad. Después de Roma, el lugar donde hay un mayor número de ellas es el Monasterio de San Lorenzo del Escorial (España).

(6) En la cripta se encuentra también el cuerpo de San Esteban, protomártir y primer diácono. Según la tradición, su cuerpo fue sucesivamente enviado desde Jerusalén a Constantinopla y desde esta ciudad a Roma, durante el pontificado de Pelayo II (579-590), directamente a la basílica de San Lorenzo extramuros.  Allí fue colocado al lado del otro gran diácono, San Lorenzo, y de San Justino, mártir romano. Lo confirma también una inscripción en el arquitrabe de entrada a la cripta.

(7)  La actual basílica de San Lorenzo extramuros es el fruto de la unión de la primera basílica construida por orden de Constantino, ampliada por Pelagio II y de otra iglesia situada al lado de la primera, construida en el siglo V por Sixto III, y unificadas por Honorio III en el siglo XIII. A lo largo de los siglos fue restaurada en varias ocasiones, la última en el siglo XX, cuando la basílica fue casi arrasada por el bombardeo norteamericano de 1943.

Esiste il Purgatorio?

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Se non sei stato un gran peccatore, o se lo sei stato e ti sei pentito ma ancora ti rimane qualche peccatuccio hai ancora la possibilità di andare in Paradiso passando previamente dal Purgatorio che, come il suo stesso nome indica, serve per ‘purgare’ l’anima e lasciarla pura e leggera, pronta per presentarsi alla porta di San Pietro e così vivere eternamente al fianco di Nostro Signore.

Il concetto di Purgatorio, come terzo luogo dell’aldilà dove vengono mondati i peccati minori, è il risultato di una lenta e progressiva mutazione delle credenze medievali, che giunge a compimento intorno alla seconda metà del XII secolo, ma che in un certo modo vuole basarsi in alcuni passi biblici (Mt. 12, 32; 1 Cor. 3, 11-15) e alla consuetudine di pregare i morti per alleviarne la condizione e ridurre il tempo di permanenza (2 Mac. 12, 39-46). Ma fu certamente Dante Alighieri, nella sua Divina Commedia, che lo fece diventare famoso, dandogli anche una forma concreta: una montagna che emerge dal mare costituita da cornici concentriche.

La Chiesa Cattolica lo include nel suo Catechismo, formulando la dottrina della fede relativa al Purgatorio sancita soprattutto nei Concili di Firenze e di Trento.

– Chiesa del Sacro Cuore del Suffragio, Roma

Ma se sei scettico e hai bisogno di vedere per credere allora il Museo delle Anime del Purgatorio è il posto che fa per te. Si trova a Roma, sul Lungotevere Prati, in un locale adiacente alla chiesa del Sacro Cuore del Suffragio, unica chiesa neogotica della capitale. Più frequentata da curiosi che da persone in cerca di risposte, questo piccolo museo nacque per iniziativa del padre Victor Jouët, missionario francese, che nel 1894 fece costruire una chiesa/oratorio1, su un terreno di sua proprietà, per farne la sede dell’Associazione del Sacro Cuore del Suffragio delle Anime del Purgatorio. Un giorno dell’anno 1897, nella cappella del Rosario si sviluppò un incendio che misteriosamente non solo risparmiò il quadro dell’altare ma tra le fiamme sarebbe apparso un volto sofferente che rimase impresso sulla parete. La foto di quest’immagine è visibile nel museo.

Credendo che fosse un’anima del purgatorio che supplicava aiuto e suffragio, il padre Jouët decise de ricercare ulteriori testimonianze di defunti e dei loro contatti con i congiunti vivi. E così fece un lungo viaggio per l’Europa e raccolse molto materiale: impronte straordinarie, foto, stoffe, tonache, breviari, testimonianze di apparizioni e manifestazioni di ogni tipo. Il materiale raccolto fu esposto nella sacrestia della chiesa per dimostrare che le anime del Purgatorio cercano di attirare l’attenzione dei vivi per chiedere loro preghiere e messe al fine di alleviare le loro sofferenze. Però la raccolta subì un drastico ridimensionamento nel 1921, alcuni anni dopo la morte del padre Jouët avvenuta nel 1912. Furono eliminati tutti i reperti non ritenuti assolutamente autentici.

La collezione esposta attualmente si compone di una ventina di oggetti diversi, tra i quali: un libro di preghiere con l’impronta di una mano su una pagina, la federa di un cuscino impressa a fuoco dall’anima di una suora morta di tisi nel 1894, una camicia da notte con impressa sulla manica la bruciatura di una mano, un berretto di un vedovo marchiato dall’anima di sua moglie e la fotocopia di una banconota da dieci lire in parte bruciata, che lo spirito di un sacerdote morto avrebbe lasciato insieme ad altre banconote, per esortare i suoi confratelli a fargli dedicare una messa o delle impronte infuocate sugli abiti talari e sulla camicia di Isabella Fornari, badessa delle Clarisse di Todi nel 1731 apparsa a una consorella per convincerla a pregare per la salvezza della sua anima.

Non indagheremo sul fatto che questo museo dimostri effettivamente l’esistenza del Purgatorio agli ‘scettici ed increduli’, però bisogna riconoscere che è per lo meno ‘singolare’.

– Chiesa di Santa Maria delle Anime del Purgatorio ad Arco, Napoli

Chi invece non ha nessun dubbio sull’esistenza del Purgatorio, sono i fedeli della Chiesa Santa Maria della Anime del Purgatorio ad Arco, Napoli, chiamata anche la Chiesa delle Anime Pezzentelle, perché in questo luogo venivano riposti i corpi di numerosi defunti senza nome, indigenti o vittime della peste che non potevano disporre di una degna sepoltura. E’ una bellissima chiesa del ‘600 che custodisce diverse opere d’arte che ricordano il Purgatorio, ma che è soprattutto famosa per il suo ipogeo, al quale si accede attraverso una botola, che ospita numerosi resti umani di cui sopra, utilizzati dai fedeli come intermediari per le richieste di intercessione con le anime del purgatorio, soprattutto i teschi. Potremmo dire che questo spazio potrebbe essere considerato come “un pezzo” di Purgatorio.

Il culto delle anime pezzentelle (da `petere’, in latino ‘chiedere’) era a quei tempi fortissimo e anche oggi è molto sentito. Consiste nell’adottare un teschio qualsiasi, testimone tangibile della presenza di un’anima, fra i molti sepolti in questo luogo, ripulirlo e sistemarlo in un altarino, che lo si abbellisce con ceri, rosari, fiori finti e altri oggetti, e dove si va a pregare per la sua anima per facilitargli la strada dal Purgatorio al Paradiso. Si aspetta quindi che quest’anima appaia in sogno e riveli il suo nome. Da quel momento in poi si considera ‘adottata’ e vengono quindi intensificate le cure e le preghiere creando così uno speciale rapporto fra la persona che lo cura e quest’anima.

Ma tutto questo, perché? Perché quando finalmente l’anima riesce a liberarsi dal castigo del Purgatorio, una volta in Paradiso esaudirà le richieste della persona che l’ha aiutata, normalmente problemi relativi alla vita quotidiana, ma anche matrimoni o prole: ‘do ut des‘. Ma che accade se l’anima non si rivela in sogno nonostante le attenzioni ricevute e non esaudisce le preghiere? Il teschio viene riportato nell’ossario comune da dove fu prelevato, ponendolo con la faccia rivolta alla parete, e se ne adotta un altro. Ci si rivolge ad anime di morti sconosciuti, chiamate appunto ‘pezzentelle’, proprio per essere più sicuri del felice esito dell’intervento. Perché  le anime abbandonate, mendicanti e derelitte hanno un maggiore bisogno di essere ricordate e che qualcuno faccia qualcosa per loro, e proprio per questo sono quelle che maggiormente possono capire le sofferenze di chi le prega dimostrandolo con l’essere riconoscenti.

Quando scendiamo nell’ipogeo, in questo piccolo Purgatorio, vediamo lungo le pareti nicchie, altarini, scarabattoli dedicati a queste anime pezzentelle. Ogni teschio ha il suo nome e la sua storia scaturiti dalla fantasia di chi li cura. Fra tutti, il più famoso è il teschio di Lucia, con una preziosa corona ed un velo da sposa.

– Altarino di Lucia
– Lucia

La povera Lucia, forse figlia di un principe, fu fatta sposare contro la sua volontà e dopo le nozze si suicidò o, secondo altre versioni, morì di dolore o annegata. Le leggende intorno a Lucia sono molte e svariate, ma certamente non era una persona senza nome.

Quindi, come poteva trovarsi il suo cranio fra le anime pezzentelle? Sara proprio il suo? Ma che importanza ha!

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1.- La costruzione dell’attuale chiesa neogotica si iniziò nel 1910 su progetto dell’architetto Giuseppe Gualandi, e terminò nel 1917, dopo la morte del padre Jouët.